“Para Olvidarte”, traza una línea sonora imaginaria entre Nueva Orleans, Estados Unidos, y el norte de México. Bebe del swing, especialmente el de Chet Atkins, y a la vez de la ranchera mexicana. La voz de Depedro, en constante diálogo con los arreglos, se mueve entre lo tradicional y lo moderno en una composición que nos invita a bebernos la vida.
“Para Olvidarte”, traza una línea sonora imaginaria entre Nueva Orleans, Estados Unidos, y el norte de México. Bebe del swing, especialmente el de Chet Atkins, y a la vez de la ranchera mexicana. La voz de Depedro, en constante diálogo con los arreglos, se mueve entre lo tradicional y lo moderno en una composición que nos invita a bebernos la vida.